El número áureo o de oro (también llamado número plateado, razón extrema y media, razón áurea, razón dorada, media áurea, proporción áurea y divina proporción) representado por la letra griega φ (fi) (en minúscula) o Φ (fi) (en mayúscula), en honor al escultor griego Fidas, es un número irracional:
El número áureo surge de la división en dos de un segmento guardando las siguientes proporciones: La longitud total a+b es al segmento más largo a como a es al segmento más corto b.
Sección Áurea
La sección dorada de nuestros sueños es la perfección anhelada por los grandes diseñadores que, tratando de igualar a Dios; imitan en forma la proporción del entorno sin comprenderlo del todo. Este procedimiento tan admirado en las columnas griegas del Dorico y Jonico nos repiten su formula en la misma proporción del Partenón . En cada espacio, abierto y cerrado se puede comprender que su unidad esta disminuida a un porcentaje y ampliada en otros sectores, Es necesario, sí, hacer análisis de esto.
Sin embargo, este tratado de belleza puede ser interrumpido por los ortodoxos del arte y la geometría, quienes a su vez en carácter idílico nos exigen una perfección en las formas. Así, cuando en carácter ergonómico analizamos la forma de un escalón, pudiéramos decir a la manera Hitleriana que no están diseñados para los inválidos ni para los rengos. De este mismo modo podemos, exagerar al analizar la geometría de un rostro en busca de la perfección.
Este nuevo tratado les invita a rectificar desde un punto de vista humano esta perfección; analizado en cada ser se encuentran pequeñas proporciones de oro que nos dan un carácter único y estético, pues la fealdad solo es adjudicable a las bestias, incluyendo las más bellas.
Exagerar la ergonomía nos puede llevar a la omisión de las proporciones humanas tan normales como la vida. Este mundo de rengos nos invita a caminar de modo correcto, y a caminar una vez más por todos los espacios posibles en la arquitectura y en el diseño industrial. Este mundo de ciegos nos invita a despertar, pues las discapacidades ahora son más normales. Basta ya de hipocresías mundanas... Construyamos, pues, habilitemos espacios incluso para gatear, y caminar con la única luz de crear igualdad entre los seres.